jueves, 12 de enero de 2012

Limits of control

Yo llevé los granos de café
y tu unos dedos finos y afilados
para molerlo.

El agua hirvió sola en
una fuente de aluminio.

Tus labios se hundieron
en el líquido negro y ardiente
más buscando que bebiendo.

Dijiste:

No hay iguanas al fondo
ni posos con forma de herradura.

Sólo un interrogante
dibujado en la mesa con carmín.

Yo contesté:
Sólo hay animales absurdos
que se niegan a existir.

Pájaros gordos y sin ganas
de volar o nadar.

Pero había más cosas en un metro
que en el resto del planeta.

No eran paredes sino magnetismo
fronterizo que, en vez de expulsar,
atraía sin resistencia.

Seguiste hablando:
El tiempo corre si tu
quieres que lo haga.
Hasta ese punto llega la relatividad.

Yo asentí confundido
sin saber si el tiempo era
todo o nada,
o, en cualquier caso,
dónde estaba el reloj.

Aún así queriendo detenerlo
para mirarte un poco más.

No hay comentarios: