Me
recetaron alforfones
antes
de llegar a ser la hostia en vinagre.
El
hombre del plan alzó su cabeza
y
sopló y resopló hasta darse con un escalón.
Su
bata cubría la muerte del cuerpo
y
las cortinas cubrían la muerte de Denver.
Sin
saber qué he hecho, o incluso,
qué
he dejado de hacer,
piso
a fondo el acelerador
para
no facilitar la caza.
Si
me dan alforfones que sea en el desierto
y
no frente a la cafeteria.
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